Por más que medito y rebusco en la conciencia de los hombres más depravados y en el instinto de los animales más feroces, no encuentro nada que iguale a la vil conducta que con nosotros los cubanos revolucionarios observan los españoles que nos combaten.
Admito que se aferren en dominarnos, que nos tiranicen, que nos vejen, nos roben, nos asesinen, sin piedad siembren el luto y la desolación por todo el país; que hagan la guerra a sangre y fuego, sin respetar nada; que nieguen nuestros derechos, nuestras virtudes y la solidaridad de nuestra sangre, reduciéndonos a la condición de hotentotes; que empleen todos los medios, buenos y malos, y agoten todos los recursos en su empeño insensato de conservar su poderío en esta codiciada tierra: todo eso lo excuso y hasta respeto ese empeño tenaz, ciego y feroz, porque al fin y al cabo, dignos o indignos, recursos son de la guerra, y la guerra significa odio y exterminio. Pero que a esos actos de nobleza y generosidad incomparable que con ellos ejercitamos, en medio de sus brutalidades, cuantas veces los hemos tenido vencidos y humillados a nuestros pies; que en casos tan solemnes y sagrados, donde la voz de la conciencia y el propio decoro paralizan la violencia y ceguedad de las pasiones más exaltadas, se muestren vilmente ingratos, correspondiendo con indignos ultrajes y miserables calumnias... ¡Ah! eso, ESO, no tiene calificación ni precedente en las más tenebrosas páginas de la historia de la Humanidad. Los salvajes inhumanos se avergonzarían.
Puede ser que Cuba, siempre noble y generosa, en los días esplendorosos y felices de la República, halagada por las aclamaciones, enaltecida por el progreso, engrandecida por el trabajo de sus hijos y la exuberancia de su suelo, gozando de todas las bienandanzas y venturas de la paz y la libertad, olvide sus dolores y agravios y tienda sus brazos cariñosos a la madre cruel e impía que la maltrató hasta el último extremo. Todo eso es posible: sucederá!; pero la Historia, implacable y fría, recogerá en negra página todos esos crímenes e infamias conservándolos a perpetuidad para mengua y baldón eterno de España.
Lo mismo en Victoria de las Tunas, que en Baire, San Jerónimo Mulato, Pelayo, Mal Tiempo, Congreso, Reforma, Guáimaro y tantos y tantos otros donde el Ejército cubano, triunfante en franca y heroica lucha, ha ejercitado espontánea e incondicionalmente, la virtud sublime del perdón y la magnanimidad, respetando la vida y devolviendo la libertad a los prisioneros de un enemigo sañudo y rencoroso, se ha visto siempre a los hijos de España revolcarse en el cieno de sus bajas pasiones, y pisoteando todo respeto y decoro, ocultar o desfigurar el hecho del modo más rastrero y odioso, sin que aparezca en su conciencia un resto de escrúpulo ni gratitud.
El parte oficial de su vergonzosa derrota en nuestra Victoria de las Tunas autorizado por Valeriano Veyler (sic) es un nuevo ejemplo que recojo para la Historia sangrienta e ignominiosa de España en Cuba.
No me tomaré el trabajo ni me rebajaré a desmentir ese cúmulo de cínicas mentiras y brutales calumnias, porque nada importa al Ejército cubano lo que crean los estúpidos. ¿Quién ha visto que los vencidos impongan condiciones a los vencedores? Yo no execro a Weyler, que a los depravados como a las fieras, no se puede pedir ni esperar si no maldades; yo condeno al pueblo español que lo tolera, a las naciones civilizadas que impávidas lo ven y juzgan, a todos los hombres que ante tan horrible iniquidad no se sienten poseídos de furiosa indignación.
Melchor L. de Mola. Campos de Cuba Libre
Tomado de Patria, Órgano Oficial de la Delegación del Partido Revolucionario Cubano. Periódico fundado por José Martí. Año VI, Nueva York, 17 de noviembre de 1897, Núm. 405, p.2, col.3 y 4.
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Comentarios
El Camagüey
1 año
Este número del periódico Patria contiene varios textos que aluden a los horrores de la guerra, la inevitable confrontación de Estados Unidos con España y el rechazo de los cubanos a la autonomía. A continuación citaremos algunos fragmentos, en aras de una mejor comprensión del contexto.
Comenzamos por este importante y casi desconocido documento:
RESOLUCIONES TOMADAS EN ASAMBLEA POPULAR POR LA EMIGRACIÓN CUBANA DE CAYO HUESO LA NOCHE DEL 4 DE NOVIEMBRE DE 1897
1º. Reafirmar una vez más nuestro ideal inquebrantable de independencia o muerte que ha sustentado siempre esta patriótica emigración, sin aceptar nada que esté cubierto por la bandera española cuya sombra daña al cubano.
2º. Protestar contra todos los que dentro o fuera de Cuba y en infame contubernio con nuestros eternos y malvados enemigos pretenden minorar el prestigio de nuestra revolución redentora o restarle fuerzas a la misma mediante éstas o aquellas formas.
3º Que reafirma nuestra adhesión sin límites y nuestra más absoluta confianza en el Gobierno de la República, el Ejército Libertador y la Delegación de nuestro Partido Revolucionario Cubano.
4º. Prometer, como los hacemos, no desmayar en nuestra estrechísima y fuerte unión y en el envío de toda clase de recursos de guerra al Ejército Libertador para el logro de los fines de nuestra revolución, sean cuales fueren los sacrificios que tengamos que hacer para ello, incluyendo los de sangre y vida.
5º. Que este centro de emigración espera que todos los demás centros continuarán dando las mismas pruebas de acrisolado patriotismo que hasta hoy sin necesidad de excitaciones de ningún género, como dignísimos cubanos, hijos de una misma y esclavizada tierra.
6º. y último: Que se publiquen estas resoluciones en los periódicos Patria El Yara y Cuba, de Tampa, para general conocimiento. Por la Asamblea popular reunida en mass meeting.— José M. Govin, Presidente.
Vocales: Antonio Maceo.— Antonio Pérez.— Dr. J. O’ Farrill.— Antonio Sanz.— José Cruz. — Quintín Hernández.— Manuel H. Romero.— Joaquin Barroso.
Antonio Díaz Carrasco, Secretario (p.1)
HUMANIDAD ESPAÑOLA
Después que la abominable política de Cánovas y Weyler, aplaudida por toda España, ha matado de hambre centenares de millares de cubanos, el benigno y humano general Blanco se pasa el día poniendo telegramas a Washington, para que sepan allí que se están formando juntas para dar de comer a los supervivientes. ¡Es mucha la caridad española!
El señor don Juan de Robres,
Con caridad sin igual,
Hizo este santo hospital…
Y también hizo los pobres. (p.1)
El ejército español en Cuba
Del New York Herald, fecha 15 del corriente, tomamos la siguiente noticia que, traducida, publicamos a continuación. Por ella se ve el estado deplorable en que el general Blanco ha encontrado el ejército español en Cuba:
“Habana. Las investigaciones llevadas a cabo por el general Blanco han puesto de relieve el mal estado en que se encuentra el ejército y la triste situación del país. No sólo los fraudes cometidos en la administración militar han salido a luz, sino también queda probado que, de los 200 000 hombres enviados a Weyler, únicamente una pequeña parte se halla en condiciones de prestar servicio. Las ciudades están guarnecidas por soldados convalecientes e incapaces para la defensa.”
“El estado de los hospitales, agrega el despacho, no puede ser peor. No hay una cama disponible, y en algunos, como el de Güines, se carece en absoluto de medicinas.”
Nos abstenemos de todo contrario.
NOTAS Y COMENTARIOS
La Lucha ha reducido a la categoría de ceros a la izquierda a los dos o tres autonomistas que, con más ruido que nueces, andaban por París y Nueva York haciendo creer que tenían en sus manos la caja de los truenos; y los declara sin influencia “entre las masas autonomistas de dentro y de fuera de la Isla”.
¿Masas? Pase la hipérbole; pero si tales son esos figurones respecto de sus correligionarios, ¿qué no les sucederá en cuanto a los separatistas? De modo que todo el cacareo de Giberga y sus dos o tres congéneres sólo ha servido para anunciar que no han puesto ni un huevo. Mucho se han afanado los tales para darse el pisto de arregladores de las cuestiones ajenas; y ahora resulta que su labor se reducía a trabajar pro dono sua y a echar, de acuerdo con el pérfido Sagasta, la zancadilla a los señores de la Junta Central.
Son cuestiones de familia, y nada más, por razones de intereses. Los autonomistas de Madrid se revuelven contra los de la Habana, los de La Habana contra los de Nueva York y contra todos porque se disputan unos y otros los puestos que les arroja el corruptor gobierno de España.
Creen llegada la hora de arrebatar, y, como los perros, se enseñan los dientes y gruñen y se encrespan para que el de al lado no ose coger al vuelo y de un tapaso (en cursivas) las migajas que les tiran los amos del festín.
Dice La Lucha:
“Para realizar la obra que se habían propuesto los dos o tres autonomistas residentes en París y en los Estados Unidos, hacía falta una ejecutoria y una tradición más añeja que la que tenían, dentro del elemento liberal, los Giberga y sus dos compañeros, que después de todo son, en el Partido Autonomista, de los más modernos y de los que llegaron a la vida pública cuando ser autonomista no era ya un peligro sino un lujo”.
No se abatirá por eso la cuadrilla lagartijera, que por su figura y representación vale tanto como un triángulo, al contrario, al ver que los periódicos de La Habana las comparan a un grano de anís, encontrará motivos para suponer que vale mucho, por más que digan.
No podía marcharse Weyler sin hacer alguna caricia como suya a sus cochorros autonomistas, y en muestra de su felina ternura dejó propuesto a Fernández de Castro para la gran cruz de Isabel la Católica, como si no estuviera éste bastante con las que lleva a cuestas. ¿Es poca por ventura la horrenda carga de traiciones e ignominias que lo abruman?
Es tan grande el castigo que habría de imponerse a ese renegado, que, no cabiendo en lo humano, al cabo se transformará de una piedad inmensa.
El único que se alegra del honor weyleriano discernido a Fernández de Castro es Gálvez.
Así son dos para soportar su cruz; mutuamente se servirán de cirineos.
(En bloque aparte)
Habían creído algunos que la renuncia hecha por Bruzón, Fonts y Sterling y otros de sus cargos de vocales de la Central tenía por objeto dejar de ser ya cómplices de Montoro. ¡Tanto arrepentimiento no cabe en centralistas pechos!
Renunciaron por lo contrario, porque el gabinete Sagasta no contaba con ellos para perpetuar en Cuba la soberanía de España; quieren ser de los primeros en apretar el dogal a sus compatriotas, y estaban disgustados de que se dejaran ociosas sus manos de verdugos.
Las cosas en su lugar, y esos renunciantes, como sus no renunciantes compañeros, tienen perfectísimo derecho al puesto que se han ganado en las salvadoras guásimas.
(En bloque aparte)
Y vaya un cuento, mambí de pura raza, que nos refiere El Cubano Libre. Cuando los cubanos entraron en las Tunas, hicieron prisionero a un individuo que, habiendo figurado en nuestras filas, se había presentado a los españoles hacía un mes ya.
Traidor al fin, se dispuso que lo alojaran en la guásima más próxima.
Listo ya el nudo corredizo y dispuestos los ejecutores a prestarle su ayuda en trance tan amargo, el reo pidió hablar.
Concedida que fue la petición, exclamó, dirigiéndose a la concurrencia:
— “Los cubanos ganan la guerra, eso no tiene duda; pero para que sea más pronto, es menester que ahorquen a todos los sinvergüenzas como yo”.
Y en efecto, lo ahorcaron. (p.3)
LAS NOTICIAS
The Herald, noviembre 13.— (Edición europea) Madrid. La demostración que en Puerto Rico se intentaba hacer en honor de Weyler, fue prohibida por el general Marín, gobernador de la isla.
— El gobierno enviará un empleado a bordo del vapor Monserrat, tan pronto llegue éste a la Coruña, para que torne declaración a Weyler sobre los sucesos ocurridos en la Habana con motivo de su relevo.
— El general Woodford ha tenido una entrevista con el señor Moret. Ha manifestado, se dice, que su gobierno ve con agrado las instrucciones dadas al general Blanco.
—El gobierno ha recibido el telegrama que los conservadores de la Habana han dirigido a la Reina, pidiendo no sancione el decreto por el cual se implanta la autonomía en Cuba.
— Hay gran animosidad en Cuba contra el general Lee y su vuelta a la isla causa profunda irritación.
Se le considera amigo de los cubanos.
—El general Primo de Rivera, capitán general de Filipinas, telegrafía al gobierno manifestando que los soldados del país le son suficientes para continuar la campaña, y que no necesita se le envíen refuerzos de España.
(Las noticias que hemos publicado en nuestro número anterior, referentes al fracaso del nuevo empréstito que pretendía realizar el gobierno español, y la que más abajo aparece, sobre el mismo asunto, dan la clave de la bonachona declaración del general Primo de Rivera. N. de la R.)
— Habana. En un parte oficial, se dice que la caballería española (sic) ha derrotado al general cubano Rodríguez en Regalado, causándole veinte bajas y ocupándole correspondencia y efectos.
—Ha producido muy mal efecto y despertado gran indignación el hecho de haberse puesto en libertad al prisionero Socorro Pérez.
—Washington. Dupuy de Lome ha recibido un telegrama de Blanco, en que le da cuenta de sus gestiones e indecible ternura en favor de los reconcentrados que están pereciendo de hambre.
Courrier des Etats Unis, noviembre 13.— Londres. El corresponsal del Daily M ail telegrafía desde Madrid a su periódico que los representantes americanos hanse enterado de que España ha estado haciendo esfuerzos recientemente para celebrar un contrato con el Japón, por el cual, en caso de una guerra con los Estados Unidos, los treinta acorazados japoneses, en construcción actualmente en distintos astilleros, pasen a poder de España. En el caso de que no se lograra llevarse a cabo este contrato, el gobierno español entrará en negociaciones con el de Chile.
Es opinión de los diplomáticos extranjeros, en este asunto, que la realización de lo que intenta el gobierno, podrá ser considerado como un acto de malevolencia en los Estados Unidos.
—Todos los banqueros más importantes de Londres y de París, con excepción de los Rothshild, han rehusado terminantemente seguir facilitando dinero a España.
The Sun, noviembre 13.— Habana. Resultó del todo falso el parte oficial español dando cuenta de una victoria obtenida, en Regalado, sobre el general Rodríguez; lo mismo que otra que dicen haber alcanzado, igualmente, en San Antonio.
La verdad de estos hechos ha sido desfigurada por completo por la censura oficial que, ahora como en los tiempos de Weyler, impide que la verdad se manifieste si los sucesos son desfavorables a España.
Los españoles, mandados por el comandante Avecilla, intentaron sorprender el campamento del general Rodríguez, más fueron rechazados y tuvieron que retirarse con pérdidas.
Otro tanto sucedió en San Antonio (ilegible) sufrieron nueva derrota.
The Journal, noviembre 13.— Washington. En el banquete ofrecido anoche por el señor Dupuy de Lome, en honor del señor Canalejas, brillaron por su ausencia los personajes más prominentes que a él habían sido invitados. El acto resultó glacial. El congreso americano estuvo representado por uno solo de sus miembros, Mr. Shannon.
No hubo brindis. ¡Quizás se congelaron!
The Tribune, noviembre 13.— Londres. Publica The Daily Chronicle un telegrama que se le envía de la Habana, y en el cual se asegura que el general Gómez y los demás jefes cubanos, no aceptan ninguna clase de autonomía y lucharán hasta obtener la completa independencia de la isla.
El corresponsal del mismo periódico le telegrafía confirmando la noticia de que el general Castillo fue traicionado por un falso amigo, y asesinado al dirigirse a la casa donde aquél le había dado cita.
The Herald, noviembre 14.— Habana. Blanco tropieza cada día con nuevas dificultades para la implantación de la autonomía.
Weyler y sus oficiales han destruido todos los documentos y mapas que existían en palacio referentes a la campaña. No cabe duda que su objeto no ha sido otro que crear el mayor número de dificultades al nuevo gobernador general.
Ahora aparece bien claro que si el vapor Monserral que conducía a Weyler arribó a Gibara, fue con el objeto de crear conflictos al gobierno.
La tardanza del gobierno en implantar la autonomía, causa un sentimiento de escepticismo general. Los integristas se muestran resueltamente en contra de la autonomía y no sería extraño que hiciesen, con tal motivo, una ruidosa manifestación.
Los esfuerzos de Blanco para obtener un acuerdo resultan del todo estériles.
El estado de los reconcentrados en la capital, si en algo mejora, es gracias a lo que el público hace por ellos. En el campo la situación de estos infelices no ha variado y sigue siendo desesperada.
El gobierno se ve en gran apuro para mantener a las tropas y a los pacíficos.
— Ha sido volado un tren en la línea de Nuevitas a Puerto Principe. La locomotora fue volcada, y varios carros quedaron destruidos. Resultaron muertos por la explosión, el maquinista, el fogonero y siete personas más, y heridos veinte y nueve entre soldados y pasajeros.
— Le han sido ofrecidos muchos recursos al general Lee para socorro de los reconcentrados. Esto se debe al afecto que ha causado en los Estados Unidos las declaraciones de la superiora del Sagrado Corazón en la Habana.
— A medida que el general Blanco se va enterando del estado del ejército, encuentra que es deplorable la condición en que se halla. Otro tanto sucede con la escuadra, que resulta que no podría entrar en combate. Entre los robos y fraudes que se van des cubriendo aparece que del producto de una suscripción, hecha en octubre, y que alcanzó a la suma de $30.000, no se ha distribuido un centavo.
Dicha suma, depositada en el Banco de Comercio, fue extraída pocos días antes de la salida de Weyler.
— Publica The Herald, en facsímile, y además traducida al inglés, la proclama firmada por los jefes cubanos de Occidente, rechazando la autonomía y declarando que lucharán hasta obtener la independencia.
—The Sun, noviembre 14.— Washington. El Presidente Mc Kinley ha recibido una carta del general Máximo Gómez en la cual se manifiesta que sólo la independencia restablecerá la paz en la isla, y que los cubanos lucharán hasta obtenerla.
— Habana. Las tropas españolas han dejado por completo de operar en Santiago de Cuba y el Camagüey, donde los cubanos son dueños de todo el territorio.
— En las provincias de Matanzas, Habana y Pinar del Rio, las fuerzas cubanas hacen un total de 10 000 hombres bien armados y equipados.
— Las noticias de la voladura de un tren en Puerto Príncipe y la de un fiero combate en las lomas Gobernadoras, Pinar del Río, donde los cubanos se apoderaron de buena cantidad de municiones y rifles, han causado profunda y penosa impresión.
En este combate mandaba las fuerzas españolas el general Hernández de Velazco, y al frente de los cubanos estaban Pedro Díaz, Vidal Ducasse y Pedro Delgado.
El parte oficial español, declara que los cubanos tuvieron 42 muertos; que los españoles hicieron dos prisioneros, perdieron 1 oficial y 13 soldados, y resultaron heridos 3 oficiales y 39 soldados. (Dada la manera especial que tienen los españoles de confeccionar sus partes oficiales, ya es de suponerse que por su parte tuvieron alguna novedad. N. de la R.)
The Sun, noviembre 15.— Habana. La guerra en las provincias occidentales de la isla, presenta un carácter fiero. Es la respuesta de los cubanos a la oferta de la autonomía.
The World, noviembre 16.— Las investigaciones realizadas, al presente, acerca de los efectos causados por la orden de concentración dictada por el gobierno español en Cuba, demuestran que el 75 por 100 de la población pacífica de la isla ha sido exterminada. (p.3)
Comentarios
El Camagüey
1 añoEste número del periódico Patria contiene varios textos que aluden a los horrores de la guerra, la inevitable confrontación de Estados Unidos con España y el rechazo de los cubanos a la autonomía. A continuación citaremos algunos fragmentos, en aras de una mejor comprensión del contexto. Comenzamos por este importante y casi desconocido documento: RESOLUCIONES TOMADAS EN ASAMBLEA POPULAR POR LA EMIGRACIÓN CUBANA DE CAYO HUESO LA NOCHE DEL 4 DE NOVIEMBRE DE 1897 1º. Reafirmar una vez más nuestro ideal inquebrantable de independencia o muerte que ha sustentado siempre esta patriótica emigración, sin aceptar nada que esté cubierto por la bandera española cuya sombra daña al cubano. 2º. Protestar contra todos los que dentro o fuera de Cuba y en infame contubernio con nuestros eternos y malvados enemigos pretenden minorar el prestigio de nuestra revolución redentora o restarle fuerzas a la misma mediante éstas o aquellas formas. 3º Que reafirma nuestra adhesión sin límites y nuestra más absoluta confianza en el Gobierno de la República, el Ejército Libertador y la Delegación de nuestro Partido Revolucionario Cubano. 4º. Prometer, como los hacemos, no desmayar en nuestra estrechísima y fuerte unión y en el envío de toda clase de recursos de guerra al Ejército Libertador para el logro de los fines de nuestra revolución, sean cuales fueren los sacrificios que tengamos que hacer para ello, incluyendo los de sangre y vida. 5º. Que este centro de emigración espera que todos los demás centros continuarán dando las mismas pruebas de acrisolado patriotismo que hasta hoy sin necesidad de excitaciones de ningún género, como dignísimos cubanos, hijos de una misma y esclavizada tierra. 6º. y último: Que se publiquen estas resoluciones en los periódicos Patria El Yara y Cuba, de Tampa, para general conocimiento. Por la Asamblea popular reunida en mass meeting.— José M. Govin, Presidente. Vocales: Antonio Maceo.— Antonio Pérez.— Dr. J. O’ Farrill.— Antonio Sanz.— José Cruz. — Quintín Hernández.— Manuel H. Romero.— Joaquin Barroso. Antonio Díaz Carrasco, Secretario (p.1)
El Camagüey
1 añoHUMANIDAD ESPAÑOLA Después que la abominable política de Cánovas y Weyler, aplaudida por toda España, ha matado de hambre centenares de millares de cubanos, el benigno y humano general Blanco se pasa el día poniendo telegramas a Washington, para que sepan allí que se están formando juntas para dar de comer a los supervivientes. ¡Es mucha la caridad española! El señor don Juan de Robres, Con caridad sin igual, Hizo este santo hospital… Y también hizo los pobres. (p.1)
El Camagüey
1 añoEl ejército español en Cuba Del New York Herald, fecha 15 del corriente, tomamos la siguiente noticia que, traducida, publicamos a continuación. Por ella se ve el estado deplorable en que el general Blanco ha encontrado el ejército español en Cuba: “Habana. Las investigaciones llevadas a cabo por el general Blanco han puesto de relieve el mal estado en que se encuentra el ejército y la triste situación del país. No sólo los fraudes cometidos en la administración militar han salido a luz, sino también queda probado que, de los 200 000 hombres enviados a Weyler, únicamente una pequeña parte se halla en condiciones de prestar servicio. Las ciudades están guarnecidas por soldados convalecientes e incapaces para la defensa.” “El estado de los hospitales, agrega el despacho, no puede ser peor. No hay una cama disponible, y en algunos, como el de Güines, se carece en absoluto de medicinas.” Nos abstenemos de todo contrario.
El Camagüey
1 añoNOTAS Y COMENTARIOS La Lucha ha reducido a la categoría de ceros a la izquierda a los dos o tres autonomistas que, con más ruido que nueces, andaban por París y Nueva York haciendo creer que tenían en sus manos la caja de los truenos; y los declara sin influencia “entre las masas autonomistas de dentro y de fuera de la Isla”. ¿Masas? Pase la hipérbole; pero si tales son esos figurones respecto de sus correligionarios, ¿qué no les sucederá en cuanto a los separatistas? De modo que todo el cacareo de Giberga y sus dos o tres congéneres sólo ha servido para anunciar que no han puesto ni un huevo. Mucho se han afanado los tales para darse el pisto de arregladores de las cuestiones ajenas; y ahora resulta que su labor se reducía a trabajar pro dono sua y a echar, de acuerdo con el pérfido Sagasta, la zancadilla a los señores de la Junta Central. Son cuestiones de familia, y nada más, por razones de intereses. Los autonomistas de Madrid se revuelven contra los de la Habana, los de La Habana contra los de Nueva York y contra todos porque se disputan unos y otros los puestos que les arroja el corruptor gobierno de España. Creen llegada la hora de arrebatar, y, como los perros, se enseñan los dientes y gruñen y se encrespan para que el de al lado no ose coger al vuelo y de un tapaso (en cursivas) las migajas que les tiran los amos del festín. Dice La Lucha: “Para realizar la obra que se habían propuesto los dos o tres autonomistas residentes en París y en los Estados Unidos, hacía falta una ejecutoria y una tradición más añeja que la que tenían, dentro del elemento liberal, los Giberga y sus dos compañeros, que después de todo son, en el Partido Autonomista, de los más modernos y de los que llegaron a la vida pública cuando ser autonomista no era ya un peligro sino un lujo”. No se abatirá por eso la cuadrilla lagartijera, que por su figura y representación vale tanto como un triángulo, al contrario, al ver que los periódicos de La Habana las comparan a un grano de anís, encontrará motivos para suponer que vale mucho, por más que digan. No podía marcharse Weyler sin hacer alguna caricia como suya a sus cochorros autonomistas, y en muestra de su felina ternura dejó propuesto a Fernández de Castro para la gran cruz de Isabel la Católica, como si no estuviera éste bastante con las que lleva a cuestas. ¿Es poca por ventura la horrenda carga de traiciones e ignominias que lo abruman? Es tan grande el castigo que habría de imponerse a ese renegado, que, no cabiendo en lo humano, al cabo se transformará de una piedad inmensa. El único que se alegra del honor weyleriano discernido a Fernández de Castro es Gálvez. Así son dos para soportar su cruz; mutuamente se servirán de cirineos. (En bloque aparte) Habían creído algunos que la renuncia hecha por Bruzón, Fonts y Sterling y otros de sus cargos de vocales de la Central tenía por objeto dejar de ser ya cómplices de Montoro. ¡Tanto arrepentimiento no cabe en centralistas pechos! Renunciaron por lo contrario, porque el gabinete Sagasta no contaba con ellos para perpetuar en Cuba la soberanía de España; quieren ser de los primeros en apretar el dogal a sus compatriotas, y estaban disgustados de que se dejaran ociosas sus manos de verdugos. Las cosas en su lugar, y esos renunciantes, como sus no renunciantes compañeros, tienen perfectísimo derecho al puesto que se han ganado en las salvadoras guásimas. (En bloque aparte) Y vaya un cuento, mambí de pura raza, que nos refiere El Cubano Libre. Cuando los cubanos entraron en las Tunas, hicieron prisionero a un individuo que, habiendo figurado en nuestras filas, se había presentado a los españoles hacía un mes ya. Traidor al fin, se dispuso que lo alojaran en la guásima más próxima. Listo ya el nudo corredizo y dispuestos los ejecutores a prestarle su ayuda en trance tan amargo, el reo pidió hablar. Concedida que fue la petición, exclamó, dirigiéndose a la concurrencia: — “Los cubanos ganan la guerra, eso no tiene duda; pero para que sea más pronto, es menester que ahorquen a todos los sinvergüenzas como yo”. Y en efecto, lo ahorcaron. (p.3)
El Camagüey
1 añoLAS NOTICIAS The Herald, noviembre 13.— (Edición europea) Madrid. La demostración que en Puerto Rico se intentaba hacer en honor de Weyler, fue prohibida por el general Marín, gobernador de la isla. — El gobierno enviará un empleado a bordo del vapor Monserrat, tan pronto llegue éste a la Coruña, para que torne declaración a Weyler sobre los sucesos ocurridos en la Habana con motivo de su relevo. — El general Woodford ha tenido una entrevista con el señor Moret. Ha manifestado, se dice, que su gobierno ve con agrado las instrucciones dadas al general Blanco. —El gobierno ha recibido el telegrama que los conservadores de la Habana han dirigido a la Reina, pidiendo no sancione el decreto por el cual se implanta la autonomía en Cuba. — Hay gran animosidad en Cuba contra el general Lee y su vuelta a la isla causa profunda irritación. Se le considera amigo de los cubanos. —El general Primo de Rivera, capitán general de Filipinas, telegrafía al gobierno manifestando que los soldados del país le son suficientes para continuar la campaña, y que no necesita se le envíen refuerzos de España. (Las noticias que hemos publicado en nuestro número anterior, referentes al fracaso del nuevo empréstito que pretendía realizar el gobierno español, y la que más abajo aparece, sobre el mismo asunto, dan la clave de la bonachona declaración del general Primo de Rivera. N. de la R.) — Habana. En un parte oficial, se dice que la caballería española (sic) ha derrotado al general cubano Rodríguez en Regalado, causándole veinte bajas y ocupándole correspondencia y efectos. —Ha producido muy mal efecto y despertado gran indignación el hecho de haberse puesto en libertad al prisionero Socorro Pérez. —Washington. Dupuy de Lome ha recibido un telegrama de Blanco, en que le da cuenta de sus gestiones e indecible ternura en favor de los reconcentrados que están pereciendo de hambre. Courrier des Etats Unis, noviembre 13.— Londres. El corresponsal del Daily M ail telegrafía desde Madrid a su periódico que los representantes americanos hanse enterado de que España ha estado haciendo esfuerzos recientemente para celebrar un contrato con el Japón, por el cual, en caso de una guerra con los Estados Unidos, los treinta acorazados japoneses, en construcción actualmente en distintos astilleros, pasen a poder de España. En el caso de que no se lograra llevarse a cabo este contrato, el gobierno español entrará en negociaciones con el de Chile. Es opinión de los diplomáticos extranjeros, en este asunto, que la realización de lo que intenta el gobierno, podrá ser considerado como un acto de malevolencia en los Estados Unidos. —Todos los banqueros más importantes de Londres y de París, con excepción de los Rothshild, han rehusado terminantemente seguir facilitando dinero a España. The Sun, noviembre 13.— Habana. Resultó del todo falso el parte oficial español dando cuenta de una victoria obtenida, en Regalado, sobre el general Rodríguez; lo mismo que otra que dicen haber alcanzado, igualmente, en San Antonio. La verdad de estos hechos ha sido desfigurada por completo por la censura oficial que, ahora como en los tiempos de Weyler, impide que la verdad se manifieste si los sucesos son desfavorables a España. Los españoles, mandados por el comandante Avecilla, intentaron sorprender el campamento del general Rodríguez, más fueron rechazados y tuvieron que retirarse con pérdidas. Otro tanto sucedió en San Antonio (ilegible) sufrieron nueva derrota. The Journal, noviembre 13.— Washington. En el banquete ofrecido anoche por el señor Dupuy de Lome, en honor del señor Canalejas, brillaron por su ausencia los personajes más prominentes que a él habían sido invitados. El acto resultó glacial. El congreso americano estuvo representado por uno solo de sus miembros, Mr. Shannon. No hubo brindis. ¡Quizás se congelaron! The Tribune, noviembre 13.— Londres. Publica The Daily Chronicle un telegrama que se le envía de la Habana, y en el cual se asegura que el general Gómez y los demás jefes cubanos, no aceptan ninguna clase de autonomía y lucharán hasta obtener la completa independencia de la isla. El corresponsal del mismo periódico le telegrafía confirmando la noticia de que el general Castillo fue traicionado por un falso amigo, y asesinado al dirigirse a la casa donde aquél le había dado cita. The Herald, noviembre 14.— Habana. Blanco tropieza cada día con nuevas dificultades para la implantación de la autonomía. Weyler y sus oficiales han destruido todos los documentos y mapas que existían en palacio referentes a la campaña. No cabe duda que su objeto no ha sido otro que crear el mayor número de dificultades al nuevo gobernador general. Ahora aparece bien claro que si el vapor Monserral que conducía a Weyler arribó a Gibara, fue con el objeto de crear conflictos al gobierno. La tardanza del gobierno en implantar la autonomía, causa un sentimiento de escepticismo general. Los integristas se muestran resueltamente en contra de la autonomía y no sería extraño que hiciesen, con tal motivo, una ruidosa manifestación. Los esfuerzos de Blanco para obtener un acuerdo resultan del todo estériles. El estado de los reconcentrados en la capital, si en algo mejora, es gracias a lo que el público hace por ellos. En el campo la situación de estos infelices no ha variado y sigue siendo desesperada. El gobierno se ve en gran apuro para mantener a las tropas y a los pacíficos. — Ha sido volado un tren en la línea de Nuevitas a Puerto Principe. La locomotora fue volcada, y varios carros quedaron destruidos. Resultaron muertos por la explosión, el maquinista, el fogonero y siete personas más, y heridos veinte y nueve entre soldados y pasajeros. — Le han sido ofrecidos muchos recursos al general Lee para socorro de los reconcentrados. Esto se debe al afecto que ha causado en los Estados Unidos las declaraciones de la superiora del Sagrado Corazón en la Habana. — A medida que el general Blanco se va enterando del estado del ejército, encuentra que es deplorable la condición en que se halla. Otro tanto sucede con la escuadra, que resulta que no podría entrar en combate. Entre los robos y fraudes que se van des cubriendo aparece que del producto de una suscripción, hecha en octubre, y que alcanzó a la suma de $30.000, no se ha distribuido un centavo. Dicha suma, depositada en el Banco de Comercio, fue extraída pocos días antes de la salida de Weyler. — Publica The Herald, en facsímile, y además traducida al inglés, la proclama firmada por los jefes cubanos de Occidente, rechazando la autonomía y declarando que lucharán hasta obtener la independencia. —The Sun, noviembre 14.— Washington. El Presidente Mc Kinley ha recibido una carta del general Máximo Gómez en la cual se manifiesta que sólo la independencia restablecerá la paz en la isla, y que los cubanos lucharán hasta obtenerla. — Habana. Las tropas españolas han dejado por completo de operar en Santiago de Cuba y el Camagüey, donde los cubanos son dueños de todo el territorio. — En las provincias de Matanzas, Habana y Pinar del Rio, las fuerzas cubanas hacen un total de 10 000 hombres bien armados y equipados. — Las noticias de la voladura de un tren en Puerto Príncipe y la de un fiero combate en las lomas Gobernadoras, Pinar del Río, donde los cubanos se apoderaron de buena cantidad de municiones y rifles, han causado profunda y penosa impresión. En este combate mandaba las fuerzas españolas el general Hernández de Velazco, y al frente de los cubanos estaban Pedro Díaz, Vidal Ducasse y Pedro Delgado. El parte oficial español, declara que los cubanos tuvieron 42 muertos; que los españoles hicieron dos prisioneros, perdieron 1 oficial y 13 soldados, y resultaron heridos 3 oficiales y 39 soldados. (Dada la manera especial que tienen los españoles de confeccionar sus partes oficiales, ya es de suponerse que por su parte tuvieron alguna novedad. N. de la R.) The Sun, noviembre 15.— Habana. La guerra en las provincias occidentales de la isla, presenta un carácter fiero. Es la respuesta de los cubanos a la oferta de la autonomía. The World, noviembre 16.— Las investigaciones realizadas, al presente, acerca de los efectos causados por la orden de concentración dictada por el gobierno español en Cuba, demuestran que el 75 por 100 de la población pacífica de la isla ha sido exterminada. (p.3)