Quieres mis versos tener,
¿qué versos te ha de decir
quien queda con verte ir
sin lira ya que tañer?
¿Versos? Pues con ser mujer
y nacer de quien naciste
flor de estrella, verso fuiste
delicado, casto, airoso,
más que el cantar querelloso
de un hombre pálido y triste.
¡Oh, lago! que apenas riza
de mayo el terral primero,
¡y queda en ti prisionero
del encanto que lo hechiza!
No sabes cómo suaviza
la vida recia, el hallar
niña que sabe llorar
las penas propias y ajenas;
vale más consolar penas,
niña, que saberlas dar.
No sabes qué deleitosa
paz se esparce en nuestra vida
cuando halla el alma vencida
una niña pudorosa;
cual mira la primer rosa
el que vuelve de la guerra;
cual si el misterio que encierra
el cielo se abriese el bardo;
¡cual si el aroma de un dardo
llenase toda la tierra!
Y se me va ya el frescor
de alba y el lirio pascual;
y aquel hermoso rosal
¡todo gala y todo flor!
Prendada de tu candor,
mal su pena el alma doma;
y cuando la vela asoma
que ha de llevarte a otra tierra,
¡ay! ¡me parece que cierra
sus alas, una paloma.
En su álbum de autógrafos
New York, 1883
Tomado de Obras completas. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1975, t.17, pp.187-188.