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Himno a la Avellaneda, cantado en la fiesta de su coronación

Himno a la Avellaneda, cantado en la fiesta de su coronación

   Coro

      Alza, Tula, la frente inspirada
   y este lauro esplendente recibe,
   que la patria en sus hojas inscribe
   prez y gloria, ventura y amor.

   I

      Bajo el cielo radiante de Cuba
   y en la margen del Tínima endoso,
   entre flores brotó majestuoso
   un laurel que tu cuna cubrió;
   a su sombra entonaron las aves
   dulces trinos de amor y ventura,
   y del genio la luz bella y pura
   en tu frente serena brilló.


   II

     De ese genio en las alas divinas
   más espacio a tu numen buscando,
   ambos mundos te oyeron cantando
   de la gloria al sublime esplendor
   a tu acento, cien héroes se alzaron
   que en el polvo olvidados yacían,
   y entre tanto las Musas ceñían
   en tus sienes diademas de honor.


   III

     Agobiada de tantos laureles
   vuelves hoy más dichosa a tus lares,
   y a la sombra de bellos palmares
   dulces cantos podrás exhalar.
   Canta, pues, el azul de tu cielo
   y la plácida eterna verdura
   “de esta tierra de luz y hermosura,
   que se aduerme a los besos del mar.”


   IV

     Canta, Tula, el vigor de tu acento
   nuestro espíritu aliente rendido,
   que al poder de tu genio atraído
   seguirá de tus lauros en pos:
   ésta es, sí, tu misión bienhechora,
   es el voto feliz del Liceo,
   es de Cuba el ardiente deseo
   y el sublime mandato de Dios.


Tomado de la revista Gráfico. La Habana, marzo de 1914.
El Camagüey agradece a Jaime López la posibilidad de publicar este texto.

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