¿Dónde fueron los pulcros viejecillos
de guayabera blanca y de sombrero,
que tomaban el sol junto a los hierros
del parque de Agramonte amanecido?
¿Los que saben los nombres y apellidos
de los cubanos dulces, los austeros?
¿Los que aún se levantan encendidos
por la arenga perdida en los helechos?
¿Es que nos ven acaso, ellos que han ido
quedando atrás, sólo contemporáneos
del adiós, del pañuelo echado a vuelo
junto al hogar de palmas encendido,
los que pronto ya nunca más veremos,
los de Gómez o Flor? Oh padres nuestros.
Tomado de poeticous.com