—¿Por qué estás, pobre flor, mustia, inodora?
—Por agravios del mundo que me hirieron,
y las galas, crueles, destruyeron
que en sus besos de amor diome la aurora.
—¿Vengó tu espina el mal que te devora?
—Por todo el daño injusto que me hicieron,
de mi corola, en cambio, recibieron
el perfume süave que atesora.
—Noble y sencilla flor! Tu sino extraño
al poeta, quizás, tócale en suerte;
pues al perder su corazón la calma
herido por un triste desengaño,
pulsa la lira, y en sus cantos vierte
por toda queja su perfume el alma!
(Puerto Príncipe)
Apareció en El Fígaro acompañado de la siguiente nota: Este delicado soneto pertenece a la colección de poesías inéditas que conserva el Sr. Borrero Echeverría de su señor padre. —N. de la E.
Tomado de El Fígaro, Año IX, Núm. 6, La Habana, 26 de febrero de 1893, p.78.