¡Qué posición tan triste! ¡Con que llega gente mala! ¿qué te debo decir? No lo sé, creo que el medio de darte valor es hablarte con franqueza, es decir, decirte que te cuides que me ames y pienses siempre en quien te adora con frenesí y que si ha de verte deshonrado prefiere verte muerto pues con este fin no sufriría pues dejaría de existir instantáneamente y del otro modo es decir deshonrado la fuerza de mi vergüenza no me dejaría la vida sino para expiar tu falta, pero perdona mi alma desgarrada por el dolor estoy diciéndote cosas increíbles, tú deshonrado, no mi tesoro, si te hubiera creído un momento capaz de serlo, no te hubiera amado como te adoro e idolatraré eternamente. Sólo te pido —alma de mi alma— que cuando emprendas una obra mires el retrato que te puse al cuello y me des un beso tan puro y ardiente como el que te envía tu amante esposa
Matilde
Tomada de Elda Cento Gómez: Documentos: Correspondencia de Eduardo Agramonte Piña y Matilde Simoni Argilagos, en Cuadernos de historia principeña 6. Ed. Ácana, Camagüey, 2007, pp.110,