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   Entre todas las cosas pasa un hilo:
   no es de un solo color sino de muchos
   y va uniéndolo todo en lo secreto:
   cuando te paras, el hilo se detiene
   y apenas te encaminas va contigo:
   así la flor, la luz del alto día,
   a través de la noche, del tiempo y de la tierra,
   debajo de tus plantas y encima de tu frente
   el hilo te acompaña:
   solo, en el borde mismo de la muerte,
   con otros, hacia el centro de la vida,
   cruzando la avenida populosa
   o de pie en el peñón del litoral
   entre las hojas pasa el hilo, entre
   los miles de calzados pasa el hilo
   y pasa de una cosa a otra, pasa
   de las cosas a ti, de ti a los otros
   y luego de los otros vuelve a ti:
   el hilo, simplemente, va en la tierra
   coordinando el suceso y la esperanza,
   la materia y el sueño, el afán y la dicha
   y el hilo te acompaña sin descanso,
   te sigue sin reposo mientras vivas
   y al caer en la muerte, entonces su color
   se ilumina en el borde de la sombra.


Incluido en Puerta al camino. Tomado de Encaminismo. Poesía escogida (1970-1999). Camagüey, Editorial Ácana, 2005, p.56.

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