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Ramón de Palma y Romay

historia
Manifiesto a los habitantes de la isla de Cuba y proclamación de su independencia por la Junta del Gobierno Provisional de L.S.L.D.P.P.
Por Ramón de Palma y Romay  |  14 de abril, 2024

Adoptado por la Sociedad Libertadora de Puerto Príncipe firmado el 4 de julio de 1851 por Joaquín de Agüero, Francisco Agüero Estrada y Ubaldo Arteaga Piña.

Sobre el autor

Ramón de Palma y Romay (La Habana, 1812 - 1860) fue poeta, cuentista, dramaturgo, ensayista y periodista. Se distinguió por sus cuentos y novelas cortas. Su obra se extendió a la poesía, muchos de sus poemas fueron recogidos en las antologías del Romanticismo cubano. Cursó estudios de Latín, Filosofía y Jurisprudencia en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio y, en 1842, terminó estudios universitarios y se graduó como abogado. Considerado como uno de los discípulos más fieles de Domingo del Monte, por el estrecho vínculo que siempre lo unió, en vida y obra, a las tertulias e ideas de este intelectual, fundó, junto a José Antonio Echeverría, otro gran amigo de Domingo del Monte, en 1837 y en 1838, los periódicos Aguinaldo Habanero y El Plantel, respectivamente. En 1839, comenzó a trabajar en la redacción de El Álbum (1838-1839) de la cual fue editor y director. Colaboró con otras muchas publicaciones periódicas como Rimas Americanas, Diario de La Habana, El Artista, Diario de Avisos, Diario de la Marina y Revista de La Habana. En esta última dio a conocer su trabajo “Cantares de Cuba” (1854), donde esboza el estudio de la poesía popular cubana. Aunque su obra poética no ha sido lo más alabado de su producción, destaca en ella sus incursiones criollistas, con títulos como La danza cubana y La corrida de patos. En 1855, sufrió prisión por haber colaborado con el desembarco de Narciso López. Años más tarde, se desempeñó como secretario del Camino de Hierro de Villanueva, una función que le permitió dedicarle más tiempo a la actividad literaria sin necesidad de ejercer como abogado. Un año después de su muerte, apareció un tomo con sus obras líricas, con prólogo de Anselmo Suárez y Romero. En varios de sus escritos, utilizó el seudónimo Sr. Alfonso de Maldonado.