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Voto particular contra la Enmienda Platt

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Voto particular contra la Enmienda Platt

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Los Americanos pretenden y proponen que las Relaciones entre ambas Naciones sea parto exclusivamente de los Cubanos, y que ellos, los Americanos, nada piden ni nada quieren sino todo lo que consigan y obtengan sea acto voluntario de los cubanos para con ellos, y que nunca se les pueda echar en cara que no vinieron a Cuba por humanidad como pregonaron, sino con miras particulares e interesadas.

Creen que pueden jugar otra tramada como la de los $75, dados a cada uno de nuestros soldados del ejército, que después resultó ser que los $75 dados, fue para comprarles el rifle glorioso con que defendieron las Libertades Patrias. Nosotros los Delegados, en mejor situación y con mejor antecedentes, no debemos caer en la celada, vendiendo nuestra independencia absoluta a trueque de concesiones que le hagamos a los Estados Unidos. Ellos deben en el acto e incondicionalmente darnos nuestra soberanía e independencia absoluta, sin condiciones de ninguna clase, supuesto que la hemos ganado y sobre todo en cumplimiento del “Joint Resolution” confiando en el agradecimiento y buena fe de los Cubanos que nunca serán ingratos y le concederán cuantos beneficios, garantías y concesiones pudiera dárseles a la Nación más privilegiada, sin perjudicar a su soberanía e independencia; ni buscar conflictos internacionales con las demás naciones y que jamás aparezca como imposición porque se les quitaría todo mérito de una y otra parte y podía considerarse como un negocio de compra o venta.

Los Estados Unidos, astutos y expertos en diplomacia, nada ofrecen ni nada proponen afirmativamente ni oficialmente; sino con ambigüedades para poder aceptarlas o no y que la Convención sea la única responsable.

Hay otras razones que pasaré a exponer —Cuba, no tiene aún personalidad propia; no es Nación mientras las demás naciones no la reconozcan como tal; y ¿Cómo pues puede contraer compromisos? ¿Hasta dónde serían válidos éstos?

Tenemos hecho un juramento para respetar y hacer que se respete nuestra constitución; y ¿Sería honrado estatuir una base al principiar nuestra vida política, barrenando éstas (sic) en sus artículos más importantes? No y mil veces no.

Nosotros los Delegados, no debemos de ningún modo comprometer los intereses de Cuba ni menos imponernos ni influir en que el Ejecutivo y el Legislativo no tengan sus derechos e acción expedito en asuntos que tan directamente le afectan.

Cuando la República de Cuba, esté legalmente constituida y nombrados los poderes para su gobierno, entonces, no antes, es la oportunidad para que el Gobierno de los Estados Unidos ocurran (sic) al de Cuba, como lo puedan hacer las demás naciones y celebrar cuantos tratados crean convenientes y entonces, no serán degradantes al Gobierno de Cuba al aceptarle, ni muchos menos aparecerá que el Gobierno de los Estados Unidos aprovechándose de la oportunidad se nos quiera imponer.

Por tanto repito, que desde luego me opongo a que la Asamblea acepte relaciones algunas con que va a ser República de Cuba porque coartaría con ello la facultad del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo.

Creo que nosotros los cubanos debemos manifestarle al Gobierno Americano todas nuestras simpatías y agradecimiento siempre que sea con honra y provecho para ambos; y únicamente se me ocurre que nosotros aconsejemos a los que deben intervenir en dichas relaciones para que se le guarde todas las consideraciones que se les pueda tener y como a la Nación más privilegiada

Habana 26 de Febrero de 1901

Salvador Cisneros B.


Nota de El Camagüey: Se ha respetado la ortografía de la versión consultada.

Fuente: Archivo Nacional de Cub, Adquisiciones, 86/4390, f.7. Impreso en hoja suelta. Tomado de Elda Cento y Ricardo Muñoz: Salvador Cisneros Betancourt: Entre la controversia y la fe. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009, pp.406-407.

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