Era inevitable que el texto cubano de alta cocina fuera escrito por una camagüeyana. La hija de Enrique José Varona salió, com...
No te embadurnes con cosméticos capitalinos, villa del Hatibonico.
Ni guías, ni delatores, ¡antes morir mil veces!
Seguramente busca en su memoria el nombre de esa viuda rebelde y altiva como si sangre de Historia le corriese en las venas; e...
Quienes mejor conocen la calle, más y mejor aman, también, sus propios hogares.
Llegó, así, el generoso escritor, a identificarse con la historia del soldado cubano, y sus tendencias literarias se impregnar...
Camagüey tiene también un alma fragante y vivaz, oculta en el regazo de sus piedras y sus cielos, que se reclinan con cierto r...
En los álbumes de las muchas casas de su amistad era su ofrenda la más fina y florida, y de su Camagüey, de señorío trabajador...
No todos saben, y es preciso que lo sepan, que en nuestro Camagüey es la lengua la parte del cuerpo que más se ejercita.
Hospital de San Juan Dios, así se hacen las cosas: ¡haciéndolas!
Tendido el blanco pliego sobre el escritorio, la flexible pluma asida entre el pulgar y el índice de la derecha, la cerdosa pa...
La ventanilla alzada se va deslizando subrepticiamente, gravemente —por efecto de la gravedad— con el sacudir del tren. He cal...